Las
proteínas son las macromoléculas biológicas más importantes, ejemplo de ello es
que representan más de un 50% del peso en seco de la mayoría de los seres
vivos. Expresan la información genética en los seres vivos: componen las
estructuras celulares y hacen posible las reacciones químicas del metabolismo
celular.
Las
proteínas actúan en gran variedad de situaciones: como enzimas (Hexoquinasa,
Lactato Deshidrogenasa, DNA polimerasa), como elementos estructurales (Colágeno,
Elastina, Glucoproteínas), en los sistemas contráctiles (Actina, Miosina,
Dineína ), como reserva (Ferritina, Caseína, Ovoalbúmina), como vehículo de
transporte (Seroalbúmina, Hemoglobina, Mioglobina), y también como elementos de
protección (Inmunoglobulinas, Complemento, Trombina) y regulación hormonal (Insulina,
Hormona del Crecimiento) (1).
A
pesar de que nuestro organismo es capaz de producirlas de forma endógena, y de
acuerdo a las necesidades, es precisa la ingesta de proteínas exógenas que
puedan aportar aquellos aminoácidos que nuestro organismo no es capaz de
producir, conocidos como esenciales.
¿Qué cantidad de proteínas debemos
de consumir?
La
ingesta de proteínas recomendada es del 10 al 15% del total calórico diario según
la Organización Mundial de la Salud (2),
aunque determinados organismos
consideran que esta cantidad puede alcanzar el 35% del total de calorías
ingeridas (3). Una dieta hiperproteica es aquella en la cual se exceden las
recomendaciones establecidas para los requerimientos diarios de proteínas.
Actualmente se acepta que el consumo de 0,8 g/kg/día de proteínas es suficiente
para cubrir los requerimientos nutricionales del adulto normal (3,4).
¿Para qué se usan las dietas hiperproteicas?
Los atletas y deportistas han llevado a cabo dietas
altas en proteínas desde hace siglos (5). Probablemente la razón
más citada para el consumo de una dieta alta en proteínas es aumentar la masa
muscular, sobre todo entre los culturistas, levantadores de pesas y otros
atletas de fuerza.
Más recientemente la razón por la que se lleva a cabo este tipo de dieta es para la pérdida de peso. Aunque la eficacia de estas dietas en cuanto a la pérdida de peso es todavía objeto de debate, varios estudios han demostrado efectos fisiológicos favorables. Esto ha llevado a un aumento sustancial de la ingesta de proteínas por individuos que se adhieren a los planes de pérdida de peso contemporáneos. Como resultado de ello, la cantidad diaria recomendable de proteínas ha sido cuestionada (6).
¿Son
perjudiciales las dietas hiperproteicas?
Este
aumento en la ingesta de proteínas por encima de las cantidades recomendadas,
supone que el organismo, concretamente el riñón, será sometido a una mayor
carga para poder eliminar todos los productos de desecho originados tras el metabolismo
de dichas proteínas (6). Estos son algunos de los argumentos que se emplean en
la actualidad para considerar a las dietas hiperproteicas como perjudiciales.
Ha
surgido la duda de si esto afectará a la salud de quienes las practican, tanto
metabólica como clínicamente. Por ello se han elaborado numerosos artículos
para dar la voz de alarma sobre las dietas hiperproteicas y su afectación tanto
a nivel renal como la pérdida de masa ósea (4,7,8,9,10,11).
Respecto
a la función renal, hay artículos que consideran que la hiperfiltración
glomerular, que puede darse en este tipo de dietas, está relacionada con
Enfermedad Renal Crónica (12,13), definida ésta como daño renal o una
disminución de la función renal, determinado por disminución del filtrado
glomerular (TFG) durante tres o más meses (14). No obstante, dada la antigüedad
de estos artículos, está más aceptado que la hiperfiltración glomerular
subyacente a este tipo de dietas, en individuos sanos, sea un mecanismo
adaptativo normal (6).
Por
el contrario, en individuos que ya presentan algún tipo de problema renal se ha
demostrado que dietas de alto contenido proteico causan empeoramiento de la
situación y conducen a Enfermedad Renal Crónica (6,9,11).
Tampoco hay evidencia de que afecte a la descalcificación ósea como consecuencia de la acidosis subyacente a este tipo de dietas y al mecanismo coompensatorio propuesto a través de la pérdida de carbonato cálcico del tejido óseo.
Espero que esta información os haya
sido de ayuda. Atentamente Alberto Sánchez Mellado –Grado Enfermería,
Estudiante de Medicina- (Health&Society91)
Bibliografía
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